Un dialogo con el silencio

Un dialogo  con el silencio

jueves, 31 de mayo de 2018

Las raices de la ira



La ira comienza en el desconocimiento de nosotros mismos y de lo que nos rodea y arraiga en profundidad velozmente cuando la situación de nuestros asuntos nos es hostil.
La ira también está arraigada en el deseo ... la soberbia ... la inquietud y la desconfianza. Las primeras raíces de nuestra ira están en nuestro ser . Nuestro entorno o lo demás son solo secundarios. Aceptar el enorme dolor que provoca una tragedia natural ... como un terremoto o una inundación ... no es tan arduo.
Sin embargo ... cuando el dolor nos provoca otra persona ... no somos tan pacientes. Sabemos que los terremotos y las inundaciones tienen sus causas y deberiamos pensar que las personas que provocan nuestra ira también deben tener sus razones ineludibles e inexorables para obrar de ese modo.
Por ejemplo ... si alguien nos habla con tono agresivo ... puede ser porque el día anterior ha recordado que así hablaba su padre alcohólico ... cuando el era niño ... si vemos y comprendemos sus motivos ... estamos dando el primer paso para liberarnos de la ira.
No estoy diciendo que ante el ataque sistemático de alguien no debamos de pararle los pies. No obstante ... lo más importante es que nos ocupemos primero de los origenes de la negatividad. De ese modo ... si tenemos que ayudar a alguien a que se discipline podremos hacerlo por compasión y no por rabia o sed de venganza.
Si desde un principio intentamos comprender a los demás ... estaremos en disposición de aliviar sus sufrimientos ... de ayudarles de resolver su confusión y de que ... a su vez ... esa ayuda revierta en nuestro bien.-

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